- La beca es formativa: tareas alineadas con los estudios, tutorización y plan de aprendizaje.
- Modalidades: convenio (curricular/extracurricular), contrato de prácticas y formación en alternancia.
- En prácticas remuneradas procede alta en Seguridad Social; existen bonificaciones e incentivos.

Trabajar como becario es, para miles de estudiantes y recién titulados, la puerta de entrada al mercado laboral. La clave no está en producir, sino en aprender con una supervisión real, muy en la línea de lo que antes se llamaba “aprendizaje” en el oficio. He reunido toda la información esencial que necesitas, tanto si quieres incorporar becarios a tu empresa como si buscas tu primera experiencia en un entorno profesional.
También conviene aclarar desde el minuto uno que no todo lo que suena a prácticas o becas es igual. Hay convenios académicos, contratos formativos y programas específicos, cada uno con reglas distintas en duración, retribución y cotización a la Seguridad Social. Además, si rastreas ofertas en plataformas profesionales, recuerda que algunas como LinkedIn emplean cookies (incluida publicidad de empleo) y exigen consentimiento; gestiona tus preferencias de privacidad siempre que te lo pidan.
¿Qué implica trabajar como becario hoy?
La finalidad de una beca en empresa es eminentemente formativa: el foco está en adquirir competencias y aplicar conocimientos, no en sustituir a profesionales con experiencia. Esto no impide que, como consecuencia del aprendizaje, el becario contribuya a mejorar la productividad del equipo, pero esa aportación nunca debe ser el objetivo principal.
La doctrina ha insistido en esta idea: las becas están concebidas para beneficiar directamente al becario, permitiéndole perfeccionar lo aprendido o completar sus estudios. De ahí que sea tan importante diseñar un plan formativo, marcar objetivos de aprendizaje y asignar tutores que acompañen el proceso.
Cuando se espera que un becario rinda como un empleado experto, empiezan los problemas. La equiparación plena con un profesional no es razonable ni legalmente ajustada, porque desnaturaliza la beca y deriva en precariedad. Si tu necesidad es estrictamente productiva, toca valorar otro tipo de contratación.
¿Cuándo tiene sentido incorporar un becario y cuándo no?
Para una empresa, contar con becarios puede ser una gran idea en escenarios concretos. Estas son situaciones típicas en las que encaja bien esta figura y aporta valor a ambas partes:
- Refuerzo puntual en proyectos o picos de actividad: apoyo supervisado para tareas acotadas, aliviando la carga del equipo sin perder el componente didáctico.
- Detección y desarrollo de talento: observar desempeño real, formar en cultura y procesos, y detectar potencial para futuras vacantes.
- Flexibilidad ante cambios de demanda: en campañas estacionales o proyectos con fecha de fin, los periodos de prácticas se adaptan bien a ventanas temporales.
- Vínculo con universidades y centros: colaboración estable con instituciones educativas, mejorando el reclutamiento y la marca empleadora.
En cambio, no es buena idea si necesitas cubrir funciones altamente técnicas sin margen de aprendizaje, si careces de tiempo para tutelar y formar, o si el puesto exige plena autonomía desde el primer día. En estos casos, lo adecuado es contratar a profesionales con experiencia.
Vías y contratos vinculados a becas y prácticas en España
En España conviven varias fórmulas para trabajar como becario o iniciar una relación formativo-laboral. Entender qué es cada cosa evita errores y sanciones, y ayuda a escoger la modalidad correcta.
Contrato de prácticas
- Finalidad: empleo con propósito formativo vinculado a la titulación, para que el recién titulado desarrolle experiencia práctica.
- Requisitos: haber finalizado estudios recientemente (plazos que, según el caso, se mueven entre 3 y 5 años, ampliables para personas con discapacidad) o estar en los últimos cursos en determinadas situaciones.
- Duración: con carácter general es acotada; suele situarse como mínimo en 6 meses, y puede alcanzar desde 12 hasta 24 meses según convenio y normativa vigente.
- Remuneración: siempre retribuida. Para entender la nómina consulta tipos de nóminas. Nunca por debajo del SMI en proporción a la jornada, y respetando lo fijado en convenio; como referencia, se contempla la progresión salarial por anualidades (por ejemplo, umbrales del 60% y 75% respecto a la categoría equivalente en algunos marcos).
- Seguridad Social: alta obligatoria, con cobertura de contingencias profesionales.
- Plan formativo: programa estructurado con objetivos, seguimiento y tutorización.
Prácticas educativas curriculares (convenio universidad-centro-empresa)
- Vinculación académica: forman parte del plan de estudios y son requisito para titular.
- Naturaleza: no configuran, por regla general, relación laboral; la finalidad es 100% formativa.
- Duración y horario: definidos en el convenio; habitualmente jornadas de 4-5 horas y periodos de 3 a 6 meses, a concretar entre las partes.
- Remuneración: lo habitual es que no exista obligación de pago; si la hubiera, se reflejará en el convenio.
Prácticas educativas extracurriculares
- Voluntarias: no son obligatorias para titular, pero suman experiencia muy valiosa.
- Naturaleza: en muchos casos se articulan como convenios no laborales con posible ayuda económica; en otros, se consideran relación laboral especial si cumplen determinados requisitos y conllevan alta en Seguridad Social cuando son remuneradas.
- Duración: suelen estar limitadas (por ejemplo, hasta 6 meses), conforme a las normas del centro y el acuerdo con la empresa.
Contrato de formación en alternancia
- Qué es: combinación de formación teórica y práctica en empresa con vinculación formativa acreditada.
- Duración: habitual entre 3 meses y 2 años, con dedicación que alterna tiempo de estudio y trabajo.
- Edad: orientado a jóvenes; los rangos pueden ir de 16 a menos de 30 años en función del marco aplicado y circunstancias del candidato.
- Retribución: regulada por convenio, con porcentajes mínimos sobre el salario del grupo profesional (por ejemplo, al menos el 60% el primer año y el 75% el segundo), siempre respetando el SMI proporcional.
Contrato de relevo con enfoque formativo
- Objetivo: facilitar la transferencia de conocimiento cuando un trabajador accede a la jubilación parcial.
- Funcionamiento: el relevo permite que la persona que entra se forme junto al profesional que se jubila, aprendiendo el puesto para asumirlo a futuro.
- Duración: vinculada al periodo de jubilación parcial y a la consecución de competencias requeridas.
Paso a paso para incorporar un becario
El proceso arranca definiendo con precisión qué necesitas. Redacta un perfil de beca realista, con tareas formativas, tutores asignados y objetivos de aprendizaje medibles.
Después, publica la oportunidad y selecciona. Los canales más efectivos suelen ser:
- Bolsa de empleo de universidades y centros formativos.
- Plataformas de empleo y redes profesionales.
- Programas de becas y prácticas específicos por áreas.
- Ferias de empleo y eventos de talento junior.
Revisa la normativa aplicable, formaliza por escrito el convenio o contrato, explica con transparencia las condiciones y mantén una comunicación fluida durante toda la estancia.
Bonificaciones y ayudas a la contratación de becarios
Existen incentivos para fomentar la inserción de jóvenes y prácticas de calidad. Infórmate en tu comunidad autónoma y en la Seguridad Social de las condiciones vigentes. A modo orientativo:
- Bonificación en la cotización a la Seguridad Social, que puede alcanzar el 100% en ciertos supuestos y periodos.
- Incentivos ligados a Garantía Juvenil, con importes relevantes según contrato y duración.
- Programas autonómicos con ayudas directas, bonificaciones y apoyo a la formación.
- Medidas de empleabilidad juvenil de distintos organismos con líneas específicas para prácticas.
Para beneficiarte, cumple los requisitos y tramita en plazo ante los organismos competentes.
Obligaciones de la empresa (y del centro) con el becario
La empresa debe asegurar un entorno propicio para aprender. Cada becario necesita un tutor de empresa con experiencia que supervise, forme y evalúe el progreso.
En las prácticas universitarias, además interviene un tutor académico. El tutor de empresa emite un informe final con horas realizadas y valoración del desempeño, que se remite al tutor del centro educativo.
La compañía ha de proporcionar información sobre prevención de riesgos, normas internas, organización y herramientas. También debe ser flexible con exámenes o actividades académicas justificadas.
Convenio de prácticas: estructura básica
En los convenios que vinculan universidad, empresa y estudiante, se reflejan tareas, condiciones y duración. La estructura típica incluye:
- Datos de las partes: centro educativo, empresa y estudiante (identificación y contacto).
- Proyecto formativo: fechas, horario, jornada, importe de ayuda (si lo hay), número de horas y objetivos.
- Marco normativo y protección de datos: referencias a la normativa aplicable y cláusulas de confidencialidad y privacidad.
- Seguros y coberturas que amparan al estudiante durante su estancia.
Seguridad Social y cotización de becarios
Cuando existen prácticas remuneradas, la empresa debe dar de alta en Seguridad Social a la persona en prácticas. La cobertura abarca contingencias comunes y profesionales, con particularidades como la exclusión del desempleo en determinados supuestos.
En prácticas no remuneradas, la cotización puede estar bonificada al 100% según la normativa aplicable. La jurisprudencia ha subrayado que si hay contraprestación económica, procede el alta, aunque sea con base mínima.
Uso indebido de la figura del becario: señales de alerta
El convenio de prácticas es la primera inmersión laboral de un estudiante. No puede emplearse para cubrir un puesto estructural ni para tareas ajenas a sus estudios. Hacerlo es ilegal y contribuye a la precarización.
Algunos indicios que pueden evidenciar fraude son claros: no hay tutor en la empresa, las funciones no guardan relación con la formación, se encadenan becas durante mucho tiempo, la ayuda económica es equiparable a salarios del puesto o el propio becario declara que “trabaja” sin itinerario formativo.
Becarios internacionales: qué tener en cuenta
Si la persona en prácticas es extranjera, hay particularidades que debes contemplar. Es imprescindible disponer del permiso de estancia por estudios que habilite a realizar prácticas (no es un permiso de trabajo pleno).
En prácticas remuneradas, deberá tramitar número de Seguridad Social para el alta correspondiente. Con pasaporte se permite la estancia hasta límites temporales, pero es recomendable gestionar el permiso de estudiante para evitar incidencias.
En materia fiscal, las retenciones pueden variar: de forma orientativa, se manejan tipos del 24% para no residentes extracomunitarios y del 19% para residentes en la UE, con arreglo a la normativa aplicable.
Prácticas en instituciones y agencias de la Unión Europea
Las instituciones de la UE organizan periodos de prácticas remuneradas, habitualmente dos convocatorias al año, con duraciones en torno a cinco meses. Las ayudas económicas rondan, como referencia, aproximadamente 1.300 euros mensuales según la entidad anfitriona.
Son una oportunidad excelente para titulados interesados en gobernanza europea, relaciones internacionales, economía, derecho, transformación digital, ciberseguridad, salud, clima, traducción, comunicación, RR. HH. o diplomacia. El programa permite conocer de primera mano el proceso de toma de decisiones, crear red con profesionales y trabajar en entornos multiculturales exigentes.
Consejo práctico: presenta la candidatura con antelación y revisa bien requisitos y plazos. Ten en cuenta que cada institución, agencia u organismo gestiona sus propios procesos de selección y contratación de becarios.
Diferencias clave: contrato de prácticas, becario (convenio) y formación en alternancia
Para no liarnos, conviene comparar de un vistazo. El contrato de prácticas es laboral y retribuido, dirigido a titulados para consolidar experiencia vinculada a su formación, con alta en Seguridad Social.
Los llamados “contratos de becarios” suelen ser en realidad convenios de prácticas entre empresa, centro y estudiante: foco formativo, sin relación laboral en las curriculares y con posibilidad de ayuda económica; en las extracurriculares, puede haber alta y retribución según cómo se configuren.
El contrato de formación en alternancia combina aprendizaje teórico y trabajo, tiene límites de edad y duración, retribución referenciada a un porcentaje del salario del grupo y conlleva itinerario formativo acreditado.
Privacidad y cookies en portales profesionales
Si buscas o publicas becas en plataformas, te pedirán gestionar cookies (imprescindibles y opcionales) para ofrecer, proteger y mejorar el servicio, y mostrar publicidad relevante, incluida la de empleo. Puedes aceptar o rechazar las no esenciales y cambiar tu configuración de cookies en cualquier momento desde los ajustes o la política de cookies del sitio.
Quien busque prácticas o quiera incorporar becarios necesita una brújula clara: finalidad formativa real, tutorización efectiva, elección de la vía adecuada (convenio, prácticas o alternancia), cumplimiento de cotización y derechos cuando toca, aprovechamiento de ayudas y vigilancia frente a usos abusivos. Con ese enfoque, las prácticas multiplican su valor: el estudiante aprende de verdad y la empresa siembra talento que, mañana, puede convertirse en su mejor fichaje.
