Cómo buscar y encontrar información fiable en Internet

Última actualización: 14 diciembre 2025
  • Define con claridad tu necesidad de información y las palabras clave antes de empezar a buscar.
  • Combina buscadores generales, herramientas avanzadas y bases de datos académicas especializadas.
  • Utiliza operadores y filtros para afinar las búsquedas y reducir resultados irrelevantes.
  • Evalúa siempre la fiabilidad de las fuentes revisando autoría, fecha, sellos de calidad y bibliografía.

Cómo buscar y encontrar información

En plena era digital, buscar y encontrar información fiable se ha convertido en una habilidad básica, tanto para la vida cotidiana como para los estudios o el trabajo. Abrimos Google, escribimos cualquier cosa y en segundos tenemos miles de resultados, pero otra cosa muy distinta es localizar justo lo que necesitamos, que sea de calidad y que podamos usar con confianza en un trabajo académico, un informe profesional o una decisión de salud.

El reto ya no es acceder a datos, sino aprender a moverse con cabeza en un océano de contenidos y desarrollar la alfabetización digital, saber qué información estamos buscando, dónde hay más probabilidades de encontrarla y cómo formular bien las búsquedas para evitar perder horas entre páginas irrelevantes o poco rigurosas. Dominar este “arte de buscar” te ahorra tiempo, mejora tus trabajos y te ayuda a distinguir entre información científica y simples opiniones.

Qué información necesitas y por qué la buscas

Antes de escribir nada en el buscador conviene pararse unos minutos a definir con claridad tu necesidad de información: qué quieres saber exactamente, para qué lo necesitas y qué nivel de profundidad buscas (una explicación básica, un resumen avanzado o literatura científica). Este paso, que parece un detalle sin importancia, marca la diferencia entre una búsqueda caótica y otra bien enfocada.

Empieza formulando una pregunta concreta: transforma una idea vaga en una cuestión clara. En lugar de “plantas verano”, piensa “cuidados de plantas de interior en verano” o “cada cuánto regar plantas en verano en clima seco”. Cuanto más definida esté tu duda, más fácil será elegir las palabras clave correctas y afinar después los filtros.

En entornos académicos o de investigación, es fundamental identificar los conceptos clave de tu tema y sus sinónimos. Si tu trabajo trata sobre el efecto de las campañas de marketing en los precios y en el comportamiento del consumidor, puedes anotar términos como marketing, campaign, price, consumer, consumer behaviour y sus equivalentes en español. Además, buscar en inglés suele ampliar muchísimo el número y la calidad de los resultados.

También ayuda desglosar tu tema en subtemas: qué, quién, dónde, cuándo y cómo. Por ejemplo, “efecto de las campañas de marketing (qué) sobre el precio (qué) en consumidores jóvenes (quién) en España (dónde) en los últimos 5 años (cuándo)”. Esta estructura mental te servirá luego para combinar palabras clave y filtros de fecha, idioma o región.

Motores de búsqueda y métodos para encontrar información

Motores de búsqueda: tu puerta de entrada a la información

Internet puede imaginarse como una biblioteca gigantesca sin paredes, y los motores de búsqueda son el bibliotecario que te ayuda a localizar el libro adecuado en medio de millones de estanterías. Un motor de búsqueda rastrea la red, organiza los contenidos y te muestra resultados relacionados con los términos que escribes.

En el uso cotidiano, Google es el gran protagonista, con cerca del 90 % de cuota de mercado. Sin embargo, no es el único: Bing, Yahoo! o Yandex funcionan de manera similar y pueden ser alternativas útiles en determinados contextos o países. Aun así, buena parte de los trucos que vas a aprender aquí se aplican sobre todo a Google, que es donde se concentran la mayoría de las consultas.

El proceso básico siempre es el mismo: abres tu navegador (Chrome, Firefox, Safari…), accedes a la página del buscador (por ejemplo, www.google.com) y escribes en la barra de búsqueda aquello que quieres saber. Puede ser una palabra suelta, una frase o una pregunta completa, como “recetas de gazpacho andaluz” o “formación online gratuita en Andalucía”. Tras pulsar Enter, el sistema te devuelve una lista ordenada de páginas potencialmente relevantes.

En esa lista de resultados, las primeras posiciones suelen ser las más relevantes según los criterios del buscador, pero eso no significa que debas quedarte solo con la primera opción. Es buena práctica leer los títulos y descripciones, abrir varios enlaces interesantes en pestañas distintas y comparar la información antes de decidir con qué contenido te quedas.

Cómo hacer búsquedas básicas y mejorarlas paso a paso

Cuando los resultados no se ajustan a lo que esperabas, es momento de refinar tu consulta usando palabras clave más precisas y algunos trucos sencillos. Pasar de búsquedas generales a otras más específicas te permite reducir la “marea” de resultados y acercarte a la información que realmente importa.

Un primer consejo es ir de lo general a lo específico: comienza con un término amplio y, si obtienes demasiados resultados, ve añadiendo palabras que acoten el tema (por ejemplo, de “plantas” a “plantas de interior verano riego clima seco”). Si aun así obtienes miles de resultados, puedes apoyarte en filtros de fecha, idioma o país desde las herramientas del propio buscador.

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Otro aspecto clave es evitar palabras vacías en tus consultas, como artículos y preposiciones (“el”, “la”, “para”, “sobre”…). Los motores de búsqueda suelen ignorarlas, así que lo más eficaz es quedarte solo con los términos significativos, que son los que marcan de verdad la diferencia en los resultados.

No olvides que los buscadores no distinguen entre mayúsculas y minúsculas ni necesitan signos de puntuación. Es decir, da igual poner “Cáncer de mama” que “cancer de mama”: el sistema procesará la consulta de la misma manera. Evitar comas, guiones o puntos innecesarios ayuda a que tu búsqueda sea más limpia.

En contenidos extensos o cuando ya estás dentro de una web larga, puedes recurrir al atajo del propio navegador: Ctrl+F (o Cmd+F en Mac) para buscar una palabra concreta dentro de la página. Es una forma rápida de localizar el término que te interesa sin tener que leer todo el texto de arriba abajo.

Técnicas avanzadas para encontrar información

Trucos y operadores para refinar tus búsquedas en Google

Más allá de las búsquedas simples, Google pone a tu disposición operadores y comandos avanzados que te permiten afinar al máximo lo que quieres encontrar. Son como pequeños “atajos” que le dicen al buscador cómo debe interpretar tu consulta. Dominar unos cuantos te ayuda a ganar mucha precisión y ahorrar tiempo.

Si quieres localizar una frase exacta, colócala entre comillas: «división celular» o «Cervantes Don Quijote». De esta manera, Google solo mostrará páginas donde aparezca exactamente esa secuencia de palabras en ese orden, filtrando resultados que únicamente contengan parte de la frase.

Cuando te interesa incluir variaciones de una misma palabra, utiliza el truncado con asterisco: contamin* recuperará contaminación, contaminado, contaminante, etc. Este recurso es muy útil en bases de datos académicas, pero también puede ayudarte a explorar derivados en el propio Google o en algunas plataformas de información científica.

También puedes combinar términos con operadores lógicos. El más habitual es OR (en mayúsculas), que sirve para buscar contenidos que incluyan un término u otro: «curso OR formación». Es perfecto cuando no tienes claro qué palabra se utilizará en el texto o cuando quieres abarcar dos variantes similares.

Si, por el contrario, quieres excluir una palabra concreta de tus resultados, añade el símbolo menos justo delante: manzanas -Apple evitará resultados relacionados con la empresa tecnológica. Este truco funciona muy bien para quitar ruido en búsquedas con términos ambiguos.

Además de estos operadores generales, hay toda una batería de comandos más avanzados que te permiten buscar en zonas específicas de las páginas. Por ejemplo, intitle:palabra encuentra páginas que contengan esa palabra en el título, mientras que allintitle:palabra1 palabra2 limita los resultados a títulos que incluyan todos esos términos.

Del mismo modo, inurl:palabra busca esa palabra en la dirección de la página, intext:palabra se centra en el cuerpo del texto y allintext:frase te ayuda a localizar expresiones completas dentro del contenido. Incluso puedes ir un paso más allá y usar inanchor:palabra o allinanchor:frase para buscar textos de anclaje (los textos de los enlaces) que contienen una palabra o expresión determinada.

Para búsquedas más segmentadas, el comando site: es un imprescindible: site:universidad.es «biblioteca» localizará todas las páginas de ese dominio que incluyan el término «biblioteca». Sirve para encontrar información dentro de una web concreta, descubrir contenidos que habías visto y no recuerdas dónde, o incluso para detectar posibles errores de indexación en tu propio sitio.

También puedes hacer búsquedas combinadas en varios sitios a la vez: palabra site:dominio1.com OR site:dominio2.com. Así, si buscas información sobre «beyonce» en varias webs específicas, puedes escribir beyonce site:www.youtube.com OR site:www.instagram.com OR site:www.elpais.com y filtrar al instante dónde se habla del tema.

Otros operadores interesantes son filetype:pdf (o doc, ppt, etc.) para buscar tipos concretos de archivo; loc:lugar para centrarte en una ubicación (útil en SEO local); postauthor:nombre para localizar contenidos de un autor específico; o combinaciones como site: -inurl:https para encontrar páginas de un sitio que sigan en HTTP y no sean seguras.

Aprovechar al máximo la búsqueda avanzada de Google

Si prefieres una interfaz guiada en lugar de memorizar comandos, la opción de búsqueda avanzada de Google te ofrece casi las mismas posibilidades de manera más visual. Para acceder, entra en la página principal de Google, haz clic en “Configuración” (parte inferior derecha) y selecciona “Búsqueda avanzada”.

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La página de búsqueda avanzada se divide en dos grandes bloques: palabras clave y filtros de búsqueda. En la parte superior encontrarás campos como “todas estas palabras”, “esta palabra o frase exactas”, “cualquiera de estas palabras” o “ninguna de estas palabras”, que equivalen a los operadores que veíamos antes, pero sin necesidad de escribirlos manualmente.

Por ejemplo, en “todas estas palabras” puedes introducir los términos importantes relacionados con tu tema; en “esta palabra o frase exactas” escribes una expresión con comillas; en “cualquiera de estas palabras” utilizas opciones que actuarán como OR; y en “ninguna de estas palabras” indicas lo que quieres excluir, como si pusieras un signo menos delante.

El apartado de “números desde — hasta —” resulta muy útil para consultar rangos numéricos con unidades, como 10..35 kg o 5..100 euros. Con ello puedes buscar, por ejemplo, productos dentro de un rango de precio o datos estadísticos acotados a un intervalo concreto.

En la zona inferior encontrarás filtros relacionados con idioma, región, fecha de actualización, dominio, lugar donde aparecen los términos, tipo de archivo y derechos de uso. Estos filtros permiten ajustar todavía más lo que buscas, sobre todo cuando necesitas información reciente, de un país específico o con formato determinado (PDF, presentación, etc.).

La “última actualización” te ayuda a quedarte con contenidos recientes o actualizados, mientras que “sitio o dominio” filtra por extensiones (.org, .gov, .edu…) o por webs concretas. “Los términos que aparecen” te deja elegir si quieres que tus palabras clave estén en el título, en la URL o en cualquier parte de la página.

Las opciones de “Búsqueda Segura” permiten ocultar contenidos explícitos, algo muy útil en entornos educativos o cuando compartes dispositivo con menores. Y el filtro de “derechos de uso” es clave si vas a reutilizar imágenes o recursos: puedes limitarte a resultados que se puedan compartir, usar o modificar libremente, respetando siempre las licencias.

Fuentes académicas y científicas: mucho más que Google

Para trabajos académicos, TFG, TFM o investigaciones, no basta con quedarse en los primeros resultados de Google. Necesitas fuentes especializadas, como revistas especializadas, revisadas por expertos y con un nivel de rigor que te permita citarlas con seguridad. Aquí entran en juego las bibliotecas universitarias, las bases de datos y herramientas como Google Scholar.

Google Académico (Google Scholar) es una de las piezas fundamentales: permite buscar artículos científicos, tesis, libros y literatura técnica procedente de la comunidad universitaria y profesional. Los resultados suelen ser de alta calidad y, aunque a veces el acceso completo esté restringido, a menudo encontrarás versiones en abierto o preprints disponibles.

Otra herramienta valiosa es Google Libros (Google Books), que funciona como un catálogo inmenso de libros en el que puedes buscar no solo títulos y autores, sino también fragmentos internos del contenido. Es especialmente útil para localizar capítulos relevantes, comprobar citas o revisar manuales cuando no tienes el ejemplar físico a mano.

Las bibliotecas universitarias ofrecen además sus propios catálogos y bases de datos de suscripción, accesibles con tus credenciales de campus virtual. Plataformas como ProQuest Central o ProQuest Dissertations and Theses agrupan artículos, revistas, tesis doctorales y otros documentos especializados que no suelen aparecer en los primeros puestos de Google generalista.

En ProQuest Central, por ejemplo, puedes usar la búsqueda avanzada con campos específicos (título, resumen, palabras clave, autor…) y operadores como AND, OR, NOT o NEAR, además del asterisco para truncar palabras (child* recupera child, children, childhood…). Trabajar bien estos filtros te permite pasar de decenas de miles de resultados a unos pocos realmente pertinentes.

Las redes de bibliotecas, como el catálogo colectivo REBIUN en España, facilitan localizar libros, tesis o revistas en distintas universidades. A partir de ahí, puedes solicitar préstamos interbibliotecarios o acceder a versiones electrónicas, dependiendo de los acuerdos y licencias de tu institución.

Qué es información científica y por qué es tan importante

En un entorno donde la información crece de forma exponencial, no todo vale cuando estamos hablando de ciencia o salud. La información científica es aquella que surge de una investigación en la que se ha aplicado el método científico y cuyos resultados han sido revisados por pares (peer review) antes de publicarse.

Este tipo de contenido suele presentarse en forma de artículos en revistas científicas, revisiones, patentes, tesis, comunicaciones en congresos y otros formatos académicos. La revisión por pares implica que otros especialistas en el área han evaluado la calidad metodológica, la coherencia de los resultados y la relevancia del trabajo antes de su difusión.

Cada año se publican miles de estudios nuevos gracias a un número creciente de investigadores, colaboraciones internacionales y procesos editoriales más ágiles. Esto es positivo, pero también hace más necesario saber discriminar qué publicaciones son sólidas y cuáles pueden tener limitaciones importantes o, directamente, carecer de rigor.

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En el contexto académico, recurrir a información científica de calidad es imprescindible para fundamentar tus trabajos, evitar errores y construir argumentos sólidos. Basarte solo en blogs de opinión o webs sin garantías puede perjudicar gravemente la calidad de tus trabajos, e incluso tu credibilidad como estudiante o profesional.

Cómo evaluar si una página web o un artículo son fiables

A la hora de consultar información general en Internet, y especialmente en temas de salud, conviene ser muy crítico. No todo lo que aparece en la primera página de Google es veraz ni está actualizado. Hay algunos indicios que te ayudarán a evaluar si un contenido merece tu confianza.

Un primer indicador son los sellos de calidad. En el ámbito de la salud, por ejemplo, el HONcode (Health On the Net) certifica que una web ha pasado por una evaluación independiente atendiendo a criterios de fiabilidad, transparencia y buenas prácticas. Ver este tipo de sello no garantiza la perfección, pero sí apunta a un cierto nivel de control.

Fíjate también en la fecha de publicación y de actualización. Un artículo muy antiguo sobre un tema cambiante (como tratamientos médicos, legislación o tecnología) puede haber quedado obsoleto. Algunas páginas muestran claramente la “última actualización”, lo cual es un buen signo de que el contenido se revisa con cierta regularidad.

El apartado de “autor” es otro punto clave: un contenido firmado permite comprobar quién está detrás, qué formación tiene, a qué institución pertenece y si cuenta con experiencia en la materia. Los textos anónimos o sin referencias suelen ser más sospechosos, sobre todo si tratan temas complejos.

No olvides revisar la bibliografía o las fuentes citadas. Un buen artículo suele incluir al final las referencias que ha utilizado: libros, artículos científicos, informes oficiales, etc. Eso no solo aporta transparencia, sino que te permite ir a las fuentes primarias para profundizar y comprobar la veracidad de la información.

Como norma general, evita quedarte con el primer resultado de Google sin contrastar con otras fuentes. Busca, compara, revisa diferentes páginas y, si es un tema sensible, da prioridad a organismos oficiales, revistas especializadas, universidades y centros sanitarios reconocidos.

Claves para una búsqueda eficaz en trabajos académicos

Cuando estás preparando un TFG o un TFM o un trabajo de investigación, la estrategia de búsqueda marca la calidad del resultado final. Lo primero es definir bien el tema y pensar a conciencia en las palabras clave, incluyendo sinónimos, términos en inglés y variantes relacionadas.

Una vez tengas tu lista de términos, aplica técnicas de combinación con operadores (AND, OR, NOT, NEAR) para estructurar las consultas en bases de datos académicas. Por ejemplo, marketing AND price AND consumer behaviour, o («digital marketing» OR «online advertising») AND youth NOT children, según lo que quieras incluir o excluir.

El uso de la búsqueda avanzada en estas plataformas te permite acotar la búsqueda a campos concretos (título, abstract, palabras clave) en lugar de dejar que el sistema rastree en todo el texto. Así, pasas de miles de resultados poco precisos a un puñado muy ajustado a tu tema.

No olvides que buscar en inglés suele multiplicar las posibilidades de encontrar artículos relevantes, incluso si luego escribes tu trabajo en español. La ciencia se publica mayoritariamente en inglés, así que dominar algunos términos básicos en este idioma es casi imprescindible.

En muchas bibliotecas universitarias encontrarás recursos formativos como seminarios en línea, guías y espacios tipo “BiblioSkills” donde te explican paso a paso cómo diseñar tu estrategia de búsqueda, qué bases de datos existen en tu área y cómo evaluar los resultados para distinguir la información científica de la que no lo es.

Por último, acostúmbrate a documentar tus búsquedas: anota qué palabras clave has usado, en qué bases de datos, con qué filtros y qué resultados te han sido útiles. Hay plantillas específicas para ello y te ayudarán a no repetir siempre las mismas pruebas y a justificar tu metodología de búsqueda en el propio trabajo.

Al final, buscar y encontrar información de calidad no es cuestión de suerte, sino de combinar una buena definición del tema, dominio de los trucos de búsqueda y criterio a la hora de evaluar las fuentes. Con práctica, todos estos pasos se vuelven casi automáticos y te permiten moverte por el océano de información de forma mucho más segura y eficiente.

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