- Reconocimiento de cualificaciones, apoyo lingüístico y becas como pilares para abrir el acceso universitario a personas refugiadas.
- Erasmus+, ENIC-NARIC, REACT y MSCA facilitan admisión y carrera investigadora con criterios adaptados y herramientas prácticas.
- UNESCO IESALC impulsa cooperación regional en ALC ante la movilidad venezolana, con diagnóstico y recomendaciones concretas.
- En España crecen programas universitarios y apoyos; DAFI y otras vías elevan la matrícula y sostienen la permanencia.
Estudiar una carrera universitaria o un ciclo de educación superior siendo refugiado no es un sueño inalcanzable, pero exige información fiable, apoyo y, sobre todo, políticas que abran puertas. A lo largo de esta guía encontrarás programas, becas, normas y recursos que hoy están funcionando en Europa, América Latina y el Caribe, además de ejemplos reales de personas que ya están cursando estudios en su país de asilo.
La clave está en conectar las oportunidades con las necesidades: reconocimiento de títulos, aprendizaje del idioma, ayudas económicas y vías de acceso claras. En esta panorámica reunimos las prácticas más potentes impulsadas por instituciones europeas, agencias de la ONU, universidades y redes regionales, con especial foco en la población venezolana en movilidad y en la realidad de España. Todo lo que necesitas saber para dar el paso y no quedarte a medias.
Panorama y compromisos internacionales
En el entorno europeo, la Comisión impulsa y financia proyectos que mejoran la educación de migrantes y refugiados, poniendo el acento en dos factores que marcan la diferencia: la competencia lingüística y el reconocimiento de cualificaciones, incluidas aquellas obtenidas fuera de la UE. Sin estos pilares, la puerta de la universidad se queda entreabierta.
El derecho a aprender no es negociable. Diversos marcos globales lo respaldan, y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 sella un compromiso de los Estados con una educación inclusiva, de calidad y para todas las personas. En otras palabras, la inclusión significa garantizar el acceso a todos los niveles educativos y eliminar barreras que hoy frenan a miles de estudiantes desplazados. ODS 4 como brújula compartida.
El ODS 4 persigue ofrecer una educación inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida para todas las personas, sin dejar a nadie atrás. Ese “todas” incluye a quienes han tenido que huir.
Ahora bien, el acceso final a la educación depende de la legislación y las normas del país de asilo y del tipo de estatus concedido. Por eso es fundamental consultar recursos oficiales específicos del lugar donde resides. Infórmate siempre en el portal de ayuda del país en el que te encuentras para conocer tus derechos y requisitos.
Apoyo a las instituciones de educación superior
Las universidades necesitan herramientas para abrir vías reales de acceso. Erasmus+ financia proyectos para instituciones de educación superior tanto en países del programa como en socios de todo el mundo, incluidos países de origen de muchos migrantes. En este marco, destacan dos modalidades especialmente útiles: iniciativas de cooperación interuniversitaria para la inclusión, y proyectos de creación de capacidades orientados a mejorar los procedimientos internos (admisión, orientación, reconocimiento de aprendizajes previos, etc.).
Este apoyo tiene un impacto directo en campus más preparados para recibir a estudiantes desplazados: protocolos claros, formación al personal y coordinación con redes especializadas. Cuando la institución sabe qué hacer, los trámites fluyen y el estudiantado recibe orientación desde el primer día. Capacidad institucional que se traduce en acceso real.
Medidas directas para estudiantes: idioma y acompañamiento
Una de las grandes iniciativas operativas ha sido el acceso a la formación lingüística en línea. La Comisión Europea ha ofrecido a 100.000 refugiados y recién llegados la posibilidad de mejorar la lengua del país de acogida mediante apoyo lingüístico online. Aprender el idioma abre puertas: desde entender la documentación universitaria hasta seguir clases con soltura, integrarse en la vida del campus y relacionarse con docentes y compañeros.
Junto al idioma, es clave contar con orientación para identificar opciones de matrícula, homologaciones, becas y alternativas online cuando el desplazamiento o la situación económica aprietan. En muchos países hay becas específicas para refugiados, y conviene mantenerse al tanto de plazos y criterios. Idioma, información y tiempos: el triángulo que acelera la integración.
Reconocimiento académico: guías, manuales y herramientas útiles
El reconocimiento de títulos y estudios previos es uno de los nudos críticos. Para despejarlo, existen recursos diseñados para evaluadores y para instituciones de educación superior, como la guía sobre reconocimiento de cualificaciones de personas refugiadas. Estas herramientas ayudan a convertir trayectorias educativas interrumpidas en admisiones justas y ágiles.
- Guía ENIC-NARIC para evaluadores: orienta a quienes analizan credenciales presentadas por refugiados, ayudando a proceder incluso cuando faltan documentos. Soluciones ante expedientes incompletos.
- Manual Europeo de Reconocimiento para instituciones de educación superior: recoge estándares y directrices comunes, inspirados en el Convenio de Lisboa, para facilitar el reconocimiento de cualificaciones extranjeras, incluidas las de refugiados. Referencia práctica para oficinas académicas.
- Información sobre procedimientos de reconocimiento académico para estudiantes y titulados refugiados que quieran estudiar o trabajar: qué pasos seguir, dónde acudir y cómo preparar la documentación. Guía paso a paso.
- Kit de herramientas para evaluadores: ofrece perfiles de sistemas educativos relevantes de terceros países, módulos de e-learning y pautas detalladas para implantar procedimientos eficaces y simplificados. Formación y criterios unificados.
- Proyecto REACT – Refugiados y Reconocimiento (financiado por Erasmus+): involucra oficinas ENIC-NARIC de Europa y Canadá, universidades europeas, la Asociación Europea de Universidades, el Sindicato Europeo de Estudiantes y KIRON. Alianza práctica para decisiones coherentes.
Aplicar estas herramientas reduce tiempos, costes y frustraciones. Cuando las oficinas de reconocimiento usan criterios compartidos y comprensivos con la realidad del desplazamiento, el camino hacia el aula se aclara. Reconocer bien es incluir mejor.
Investigación y carrera científica: oportunidades MSCA
Para quienes investigan, las Acciones Marie Skłodowska-Curie (MSCA) ofrecen formación y desarrollo profesional de alta calidad en Europa para doctorandos y personal postdoctoral de cualquier nacionalidad. Si has tenido que interrumpir tu carrera por la huida, hay elementos del programa pensados para ti. Excelencia científica con puertas abiertas.
- Career Restart (grupo especial de relanzamiento): pensado para personal investigador postdoctoral que ha pausado su carrera al menos un año, facilitando retomar proyectos en Europa. Volver a despegar sin penalizaciones.
- Criterios de admisibilidad flexibles: el tiempo pasado en un país esperando el estatuto de refugiado no computa como residencia o actividad en ese país a efectos de elegibilidad en las MSCA. Así, puedes solicitar becas individuales en tu país de acogida. Reglas adaptadas a trayectorias interrumpidas.
- Se anima a las organizaciones que acogen formación predoctoral y posdoctoral a impulsar medidas de integración específicas para investigadores desplazados. Entornos de trabajo que acompañan.
Desde el 1 de septiembre de 2019, las MSCA financian una acción de coordinación y apoyo para académicos en riesgo: InSPIREurope, una alianza paneuropea e intersectorial que refuerza la cooperación transnacional y mejora las oportunidades dentro y fuera de la academia para personas investigadoras en situación de riesgo. Además, se financian proyectos que amplían el conocimiento sobre la migración forzosa en sí misma.
América Latina y el Caribe: rutas para personas venezolanas
En la región, la movilidad humana venezolana representa uno de los mayores retos migratorios del mundo: 7,7 millones de personas fuera del país, de las que 6,5 millones residen en América Latina y el Caribe. Asegurar el acceso equitativo a la educación superior es vital para su integración social y económica, para fortalecer la resiliencia y para impulsar la movilidad social de comunidades enteras.
El Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (UNESCO IESALC) ha organizado un evento paralelo en el marco del Foro de los Países de ALC sobre el Desarrollo Sostenible 2025, titulado “Sumando esfuerzos por el derecho a la educación superior: cooperación y alianzas para la inclusión de la población refugiada y migrante venezolana”. Se celebra en la sede de la CEPAL en Santiago de Chile (sala Z-407), un lunes 31 de marzo, de 11:00 a 12:30, con opción de conexión virtual por Zoom. Asistencia presencial con registro previo y formato híbrido
En la sesión se presentan hallazgos del informe “Movilidad, migración y el derecho a la educación superior en ALC: mapeo de rutas hacia la educación superior para personas refugiadas y migrantes venezolanas”. Se trata de un rastreo de políticas que analiza oportunidades y desafíos por país y propone recomendaciones para mejorar tanto el acceso como la permanencia en la universidad. Diagnóstico regional con propuestas concretas.
El estudio subraya la necesidad de coordinación regional: aunque las leyes de países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay reconocen el derecho a la educación, la práctica choca con obstáculos. Entre los más repetidos: revalidación y reconocimiento de títulos con procedimientos descentralizados, poca coordinación entre entidades y costes elevados; criterios migratorios que restringen becas; dificultades económicas y complejidad administrativa y migratoria que ralentizan o impiden el ingreso y la continuidad.
Para participar in situ se habilita un registro con plazo hasta el 25 de marzo; además, se puede asistir en línea con inscripción previa en Zoom. Son espacios para conectar gobiernos, universidades, organismos internacionales, sociedad civil y voces de la propia población en movilidad. Cooperación y alianzas como palanca de cambio.
Derechos educativos en el país de asilo
La inclusión de niñas, niños y jóvenes en los sistemas nacionales de educación primaria y secundaria es una obligación internacional. Si estás en edad universitaria, también existen opciones postobligatorias. En numerosos países de asilo, personas refugiadas y solicitantes de protección pueden acceder a la educación superior en universidades, institutos técnicos y de formación profesional, o en programas online. Consulta siempre la normativa vigente de tu país de residencia.
Para entender bien tus derechos y los pasos necesarios (documentación, tasas, cupos, convalidaciones), conviene visitar el portal de ayuda del país en el que te encuentras. Allí se detallan los requisitos de acceso, la oferta de instituciones y los servicios de apoyo disponibles. Información oficial, actualizada y localizada.
Becas y vías complementarias
Existen becas específicas para refugiados, tanto para estudiar en el país de asilo como en otro Estado que garantice protección. El Programa DAFI de becas universitarias para refugiados, gestionado por ACNUR y socios, ofrece ayudas en más de 50 países. Es un programa basado en el mérito que cubre parte de los costes y promueve el éxito académico mediante tutorías y acompañamiento.
Si te interesa DAFI, ponte en contacto con la oficina de ACNUR en tu país para informar de tu interés y conocer calendarios y criterios. Además, el portal de oportunidades de ACNUR recopila becas en destinos seguros que incluyen apoyo adicional (mentoría, apoyo psicosocial, cursos de idioma) para favorecer la continuidad. Buscar, comparar y postular a tiempo marcará la diferencia.
Si la beca implica estudiar fuera de tu país de asilo, necesitarás un documento de viaje válido y, en algunos casos, un permiso de salida. Asegúrate de verificar todos los requisitos de movilidad y visado antes de solicitar. También conviene evaluar aspectos de seguridad, costes de vida y redes de apoyo del destino. Planificación migratoria y académica de la mano.
España: barreras, avances y lo que ya está funcionando
En España, a las personas refugiadas les cuesta más llegar a la universidad por una combinación de factores. Hay barreras vinculadas a la experiencia del desplazamiento (carga emocional, duelos, interrupción de estudios), otras asociadas al sistema de acogida (tendencia a encaminar a formaciones básicas sin considerar aspiraciones o trayectorias) y otras formales (homologaciones costosas y lentas, desconocimiento del idioma y de la cultura académica). Globalmente, solo alrededor del 7% de la población refugiada accede a la educación superior, de acuerdo con datos internacionales citados por UNESCO.
Aun así, hay señales positivas. De las 86 universidades españolas, el 42% cuenta con programas u oficinas específicas para estudiantes refugiados, según un mapeo de ACNUR, y esta cifra ha ido creciendo. Además, el programa DAFI concedió recientemente unas 9.000 becas a refugiados de 50 países (900 más que el año anterior), y conviene consultar la guía de becas y ayudas para estudiar en España. Las universidades están activando tutorización, ayudas de alojamiento y medidas de acompañamiento que facilitan el aterrizaje.
Un estudio promovido por la Universidad de Burgos y la CRUE cifra en 561 las personas refugiadas matriculadas en 39 centros universitarios durante el último curso contabilizado. Son números que, más allá de su exactitud puntual, permiten dimensionar la representación del colectivo en el sistema. Los datos ayudan a orientar políticas y a detectar dónde faltan apoyos.
Más allá de la empleabilidad futura, la universidad es un espacio de reparación y de reconstrucción de proyectos vitales: retomar una vocación, sanar heridas del desplazamiento, crear redes sociales y reenfocar carreras truncadas. La experiencia del campus, entre pares, funciona como un potente motor de inclusión. El aula como lugar de recuperación.
Historias que abren camino
Hay quienes encuentran en los estudios una vía para entender el mundo y transformarlo. Una joven que creció entre conflictos bélicos encadenó becas hasta graduarse en Relaciones Internacionales en Madrid, y ahora cursa un máster con la idea clara de contribuir a mejorar la vida de quienes huyen, como hizo ella. Del aula al activismo informado.
Otro estudiante, tras solicitar asilo fuera de su país de origen y terminar Economía con una beca, llegó a Barcelona para estudiar un máster en Economía y Negocios. Trabaja ayudando a otros estudiantes internacionales en su proceso de admisión y planea dedicar su carrera a apoyar a personas refugiadas. La experiencia personal como brújula profesional.
También hay trayectorias que exigen paciencia con las homologaciones. Una odontóloga venezolana cursó un máster en Ciencias Odontológicas para reforzar su perfil mientras espera la homologación de su título original, y en paralelo se formó como higienista para mantenerse activa en el sector. Estrategia escalonada mientras llega la convalidación.
Desde otra latitud, una estudiante de origen turco perseguida por razones políticas continuó su doble grado en España gracias a una beca. A punto de graduarse, su objetivo es trabajar en una empresa con foco en impacto social y devolver a la sociedad de acogida parte de lo recibido. La educación como reparación y compromiso.
En otros casos, estudiar facilita la protección. Una profesional colombiana llegó tras amenazas a su familia y empezó un máster en salud en Girona, combinando estudios con trabajo a media jornada y gestionando su documentación (NIE, huellas, etc.). Formarse para estabilizar la vida en el país de acogida.
Una joven afgana decidió virar su perfil hacia la comunicación y la gestión con un máster en Publicidad y Relaciones Públicas, destacando cómo aprender el idioma, hacer amistades y sentirse parte del entorno universitario le trajo calma. Aprender para pertenecer.
Y hay historias que ya inspiran a nuevas generaciones. Un ingeniero saharaui, especializado en bioconstrucción con botellas de plástico en los campamentos de Tinduf, imparte charlas y talleres en universidades españolas y prepara un doctorado para seguir innovando. Conocimiento aplicado que transforma comunidades.
Consejos prácticos y recursos útiles
Si estás valorando estudiar, traza un plan por etapas. Primero, verifica requisitos de acceso y documentación en el portal de ayuda del país donde vives. Segundo, comprueba opciones de beca (DAFI y otras) y fechas de solicitud. Tercero, revisa los procedimientos de reconocimiento u opciones de admisión por experiencia o pruebas. Planificar por fases reduce incertidumbre.
No subestimes el idioma: si existe apoyo lingüístico online o presencial, aprovéchalo desde el principio. Te permitirá seguir las clases y defender tus méritos en entrevistas o trámites. El idioma multiplica tus posibilidades.
Pregunta en tu universidad por servicios de atención a refugiados o a estudiantes internacionales; muchas instituciones ya cuentan con oficinas especializadas, mentores y redes de apoyo entre pares. La comunidad universitaria es una aliada.
Si proyectas estudiar en otro país, informa a tiempo a tu oficina de ACNUR local, revisa la necesidad de documento de viaje y posibles permisos de salida, y confirma que el programa elegido garantiza estándares de protección para personas refugiadas. Seguridad jurídica y protección primero.
Tu ayuda transforma sus vidas
Las alianzas entre gobiernos, universidades, organismos internacionales y sociedad civil son el motor que convierte la normativa en oportunidades reales. Con cooperación y recursos sostenidos, más estudiantes refugiados podrán llegar y permanecer en la educación superior. Sumar esfuerzos multiplica resultados.
En todo este itinerario, Europa ha activado financiación para proyectos que fortalecen a sus universidades y simplifican el reconocimiento de estudios extranjeros; América Latina y el Caribe orientan la respuesta regional ante la movilidad venezolana; y ACNUR, junto a socios, amplía becas y vías complementarias. Cuando estos engranajes se coordinan con la vida en el campus (idioma, tutoría, bienestar), el salto de acceso a éxito académico se hace posible. Puentes bien construidos de la política al aula.
Encontrarás más detalles prácticos sobre derechos y procedimientos en los portales oficiales de ayuda del país donde resides y en las plataformas de resultados de proyectos educativos europeos. A partir de ahí, toca preparar documentos, cumplir plazos y apoyarte en quienes ya han andado el camino. La experiencia demuestra que, con información correcta y acompañamiento, el talento desplazado vuelve a florecer en las aulas.
Todo lo anterior dibuja una idea fuerza: con herramientas adecuadas para el reconocimiento, becas como DAFI, apoyo lingüístico, criterios flexibles para investigadores (MSCA e InSPIREurope) y cooperación regional (UNESCO IESALC y CEPAL), estudiar en la universidad siendo refugiado es una meta alcanzable. Crecen los programas en España, se suman oficinas y tutorías, y las historias personales muestran trayectorias posibles. La educación superior es un camino viable y transformador cuando instituciones y personas reman en la misma dirección.


