Cómo redactar una introducción en estilo APA 7ª edición

Última actualización: 19 diciembre 2025
  • La introducción en estilo APA 7 presenta el problema, su relevancia, el contexto teórico y las hipótesis sin llevar el encabezado “Introducción”.
  • Debe integrar una revisión crítica y sintética de la literatura, justificando los objetivos e hipótesis y mostrando su coherencia con el diseño metodológico.
  • El formato APA 7 exige normas claras de presentación (tipografía, sangría, encabezados, citas y referencias) para toda la introducción y el resto del trabajo.
  • El uso ético de la información, la correcta citación en el texto y la elaboración de referencias fiables son pilares esenciales para evitar el plagio.

Introducción estilo APA 7a edición

Cuando te piden que redactes una introducción con estilo APA 7ª edición, en realidad te están pidiendo mucho más que un simple párrafo de apertura. La introducción es la puerta de entrada a tu trabajo, el espacio donde explicas de qué va tu investigación, por qué importa y hacia dónde se dirige. Si esta parte falla, es muy probable que el lector pierda el interés antes de llegar al contenido de fondo.

Además de cumplir su función comunicativa, la introducción debe respetar el formato y las normas formales de APA 7: tipo de letra, márgenes, forma de numerar las páginas, títulos, citas en el texto y coherencia con la lista de referencias. No se trata solo de que el trabajo “quede bonito”, sino de facilitar la lectura, evitar el plagio y garantizar que cualquier persona pueda seguir tu argumento y localizar las fuentes que has utilizado.

Qué es y para qué sirve la introducción según APA 7

En el manual de la American Psychological Association, la introducción se concibe como el inicio del cuerpo del manuscrito, donde se presenta el problema de investigación y la estrategia utilizada para abordarlo. Es el tramo en el que el lector debe entender con claridad qué se estudia, por qué se estudia y cómo se ha planteado el estudio. No es un prólogo literario, sino una parte totalmente funcional del artículo o trabajo académico.

Una particularidad muy importante del estilo APA 7 es que no hace falta colocar el título “Introducción” en esta sección. La introducción se reconoce por su posición inmediatamente después del título del trabajo, por lo que basta con escribir el título del manuscrito centrado en la parte superior de la página y, justo debajo, comenzar el texto introductorio.

En una buena introducción se espera que expliques de forma sintética la relevancia del problema, el contexto teórico y empírico, las hipótesis y los objetivos principales y secundarios, así como las implicaciones del estudio. Aunque la extensión puede variar según el tipo de trabajo, suele ocupar unas pocas páginas donde se responde, de manera clara, a las preguntas clave sobre el tema.

Desde el punto de vista de la estructura del documento, la introducción abre el cuerpo principal del trabajo y se sitúa después de la portada y, en su caso, del resumen o abstract. A partir de ahí, las secciones que siguen (método, resultados, discusión, etc.) se encadenan sin saltos de página innecesarios, manteniendo la numeración de páginas continua y el mismo encabezado.

Normas APA para la introducción

Preguntas clave que debe responder una introducción en APA 7

Una forma práctica de comprobar si tu introducción cumple con el estándar de calidad que propone APA 7ª edición es revisarla a partir de una serie de preguntas orientadoras. La idea es que el lector, al terminar esta sección, no se quede con dudas básicas sobre el porqué y el para qué del estudio.

En términos generales, una introducción bien elaborada debería dar respuesta a cuestiones clave como las siguientes, de manera integrada en el texto, sin necesidad de enumerarlas de forma explícita:

  • ¿Por qué es importante el problema que se investiga? Aquí se explica la relevancia teórica, social, profesional o aplicada del tema.
  • ¿Cómo se conecta el estudio con investigaciones previas? Es decir, qué se sabe ya, qué vacíos se han detectado y cómo tu trabajo amplía, corrige o matiza ese conocimiento.
  • ¿Cuáles son los objetivos e hipótesis principales y secundarios? Debe quedar claro qué quieres comprobar o explorar.
  • ¿En qué se basa teóricamente el estudio? Conviene mencionar los marcos conceptuales o modelos en los que te apoyas.
  • ¿Qué implicaciones teóricas y prácticas podrían derivarse de los resultados? Aunque no se detallen, sí es útil adelantarlas en líneas generales.

El reto está en articular todas estas ideas en unas pocas páginas claras, coherentes y bien hiladas, evitando tanto el exceso de datos como las generalidades vacías. El lector debe llegar al final de la introducción con la sensación de que entiende exactamente qué vas a hacer, por qué lo vas a hacer y por qué vale la pena leer tu trabajo.

Importancia del problema y justificación de la investigación

Uno de los primeros bloques de la introducción debe centrarse en dejar cristalina la importancia del problema de investigación. No basta con afirmar que el tema es relevante; hay que mostrarlo con argumentos, datos y referencias adecuadas. En investigaciones básicas, esta relevancia suele vincularse con la necesidad de aclarar resultados contradictorios previos, de ampliar teorías existentes o de explorar fenómenos poco estudiados.

En trabajos aplicados o profesionales, la justificación puede apoyarse más en problemas sociales, educativos, sanitarios o organizacionales concretos. Por ejemplo, puedes destacar que hay un aumento de ciertos trastornos, cambios normativos, demandas del sistema educativo o sanitario, o necesidades detectadas en colectivos específicos.

Además, es recomendable que dejes claro qué aporta de nuevo tu estudio: puede ser un enfoque metodológico distinto, una muestra especial, una combinación innovadora de variables o un contexto geográfico poco explorado. Sin esa aportación diferencial, tu trabajo corre el riesgo de parecer “uno más sobre el tema”, algo que los revisores o el profesorado valorarán negativamente.

Revisión breve de la literatura relevante

Después de justificar la importancia del problema, la introducción debe incorporar una síntesis crítica de la literatura científica más significativa. APA 7 sugiere evitar repasar de manera exhaustiva todos los estudios existentes y centrarse en aquellos trabajos que realmente ayudan a comprender el problema y a situar tu investigación.

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Esto implica seleccionar y comentar las investigaciones más relevantes, destacando resultados clave, limitaciones metodológicas y principales conclusiones. No se trata de listar estudios uno tras otro sin conexión, sino de establecer una línea argumental que lleve al lector desde lo que ya sabemos hasta lo que aún no está resuelto y justifica tu estudio.

Al resumir la literatura, es importante no caer en el detalle excesivo de los procedimientos de cada trabajo, salvo que sean directamente relevantes para tu diseño. En su lugar, conviene resaltar patrones de hallazgos, discrepancias, lagunas teóricas y problemas de medición o muestreo que hayas detectado en las fuentes consultadas.

Cuando exista un gran volumen de producción sobre el tema, es útil remitir al lector a artículos de revisión, meta-análisis o informes de síntesis que ofrezcan una visión panorámica. Esto te permitirá centrarte en aquellos aspectos que realmente conectan con tu planteamiento, evitando redactar un “minilibro” dentro de la introducción.

Un punto fundamental, siempre bajo el paraguas de APA 7, es que todas las ideas, datos o palabras ajenas se acompañen de citas en el texto correctamente formateadas (autor/a y año, y página o párrafo si es cita textual) y se incluyan las referencias completas en la lista final. Cualquier uso de información sin citar constituye plagio, algo que la normativa académica y legal prohíbe expresamente.

Hipótesis y objetivos en la introducción APA 7

Llegado el momento, la introducción debe llevar de forma natural al planteamiento de objetivos e hipótesis. Normalmente, se presentan al final de esta sección, una vez expuestos el problema, el contexto teórico y los antecedentes empíricos. No conviene soltarlos de golpe sin haber construido previamente el marco conceptual que los justifique.

Los objetivos formulan lo que te propones conseguir con el estudio: pueden ser generales (más amplios) y específicos (más concretos). Por ejemplo, puedes querer analizar la relación entre dos variables en un grupo determinado o describir patrones de comportamiento en una población concreta.

Las hipótesis, en cambio, son proposiciones que anticipan resultados, normalmente en términos de relaciones entre variables (predicción, asociación, diferencias entre grupos, etc.). Deben ser claras, coherentes con la teoría y directamente derivadas de la revisión de la literatura. También es recomendable distinguir entre hipótesis primarias (las esenciales para tu objetivo principal) y secundarias o exploratorias.

En la redacción, puedes introducir frases del estilo de que el estudio persigue determinar, analizar, comparar o evaluar un fenómeno, y a continuación explicitar las hipótesis que se pondrán a prueba. De este modo, el lector sabe exactamente qué se comprobará más adelante en los apartados de método y resultados.

Relación entre hipótesis y diseño de la investigación

Otro aspecto que el estilo APA considera clave, aunque a veces se descuida, es mostrar la coherencia entre las hipótesis y el diseño metodológico. Dicho de otra forma: debe notarse que tu forma de recoger y analizar los datos tiene sentido en función de las preguntas que te planteas.

En la propia introducción se puede adelantar, de forma breve, si el estudio es cuantitativo, cualitativo o mixto, si se trata de un diseño experimental, cuasi experimental, correlacional, descriptivo, de casos y controles, longitudinal, transversal, etc. No hace falta detallar todos los procedimientos, pero sí que el lector intuya que has elegido un enfoque adecuado para las hipótesis propuestas.

También puedes hacer referencia a muestras o contextos particulares (por ejemplo, estudiantes de una etapa concreta, población clínica, personal sanitario, profesionales de una organización) siempre que esta información ayude a comprender el alcance del estudio y sus posibles limitaciones.

La idea es que, al terminar la introducción, el lector tenga ya configurada en su cabeza una imagen general del proyecto: qué se va a estudiar, con quién, desde qué enfoque y por qué de esa manera. El apartado de método desarrollará todos estos elementos con detalle, pero la base argumental se construye aquí.

Implicaciones teóricas, prácticas y éticas

Un apartado que suele marcar la diferencia entre una introducción correcta y una sobresaliente es aquel en el que comentas, aunque sea brevemente, las implicaciones teóricas y prácticas potenciales de tu trabajo. Esto demuestra que no solo conoces la literatura previa, sino que también entiendes qué hueco viene a ocupar tu investigación.

En el plano teórico, puedes indicar cómo tus resultados podrían contribuir a refinar modelos existentes, proponer nuevas relaciones entre variables o cuestionar supuestos previos. En el terreno aplicado, es habitual mencionar posibles aplicaciones en ámbitos como la educación, la clínica, la intervención social, la empresa o las políticas públicas.

Además, en coherencia con los principios éticos que APA 7 subraya, se recomienda mostrar sensibilidad hacia el uso responsable de la información. Esto implica evitar plagios, respetar la confidencialidad de los participantes, cuidar la forma en que se describen colectivos vulnerables y utilizar un lenguaje inclusivo que no discrimine por género, etnia, edad u otras características personales.

Este enfoque ético también conecta con la necesidad de citar y referenciar de forma adecuada todas las fuentes utilizadas, ya sea en formato impreso o digital. La lista de referencias, siguiendo APA 7, debe incluir los datos necesarios para que otros puedan localizar fácilmente libros, artículos, informes, leyes, material audiovisual o contenidos en redes sociales que hayas empleado.

Formato formal de la introducción en APA 7ª edición

Además del contenido, la introducción debe ajustarse a una serie de requisitos formales específicos del estilo APA 7. Estos detalles de formato son homogéneos para todo el trabajo y ayudan a que la lectura resulte más ágil y profesional.

En cuanto a la estructura del manuscrito, la introducción se inicia en una nueva página identificada por el encabezado y el número de página correspondiente, que suele ser el 3 si el trabajo tiene portada y resumen, o el 2 si no se ha incluido abstract. En esa página se escribe el título del trabajo centrado en la parte superior; debajo se comienza el texto, sin un encabezado que diga “Introducción”.

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Respecto a la tipografía, APA 7 permite varias opciones. Las más habituales son Times New Roman tamaño 12, Arial 11, Calibri 11, Georgia 11 o Lucida Sans Unicode 10. Lo importante es utilizar siempre el mismo tipo y tamaño de letra en todo el documento, incluyendo la introducción, las referencias y los anexos.

Cada párrafo debe comenzar con sangría en la primera línea, normalmente de 1,27 cm desde el margen izquierdo. Las líneas se escriben a doble espacio, sin espacios adicionales antes o después de párrafos, y con márgenes estándar (por ejemplo, 2,54 cm en todos los lados de la hoja tamaño carta o A4, según la guía de tu centro).

Las secciones posteriores del trabajo (como Método, Resultados o Discusión) continúan en la misma numeración de páginas sin empezar nueva página salvo que se trate de elementos especiales (como anexos extensos). Los títulos de nivel 1 y siguientes se formatean conforme a la jerarquía de encabezados propia de APA 7, pero la introducción, insistimos, no lleva un encabezado con su nombre.

Citación en el texto y referencias en APA 7 dentro de la introducción

Todo lo que afirmes en la introducción que se base en aportaciones de otros autores debe ir acompañado de una cita en el texto, y la referencia completa en la lista final. El estilo APA utiliza un sistema de cita breve formado, como mínimo, por apellido del autor/a y año de publicación. Si la cita es textual, se añade también la página (p.) o párrafo (párr.).

En el caso de libros impresos, la referencia incluye autoría, año, título en cursiva y editorial. Para libros electrónicos se añade la URL o el DOI si está disponible. Los capítulos de libro, las entradas de diccionarios, los artículos de revista, los informes, las notas de prensa, las comunicaciones en congresos, las leyes, las constituciones, los tratados internacionales, las sentencias, las patentes, los test, las páginas web, las tesis y los conjuntos de datos tienen cada uno un formato específico que APA 7 detalla con precisión.

En el ámbito digital, la diferencia principal entre un artículo impreso y uno en línea radica en la presencia de DOI o URL. Cuando un artículo cuenta con DOI, se debe incluir en formato de enlace (por ejemplo, https://doi.org/…), incluso si la lectura se ha hecho en papel, ya que facilita enormemente la localización del texto completo por parte de otros investigadores.

Si el artículo solo existe en versión digital y no dispone de DOI, se coloca la URL del recurso. En los trabajos con versión impresa y digital pero sin DOI, APA 7 indica que no es obligatorio añadir la URL, siempre que los datos de volumen, número y paginación permitan recuperar la fuente. Para artículos aceptados pero todavía no publicados, se utiliza la mención “en prensa” en lugar del año.

La introducción es uno de los lugares donde más tipos de fuentes pueden aparecer, desde artículos científicos hasta informes institucionales, material audiovisual, publicaciones en redes sociales o legislación. Todas ellas deben seguir el formato de referencia adecuado (APA 7 ofrece ejemplos para perfiles de X, tweets, páginas de Facebook, vídeos de YouTube, películas, etc.).

Evitar el plagio y uso ético de la información

En cualquier trabajo académico, y muy especialmente en la introducción, es esencial que quede perfectamente claro qué ideas proceden de otras fuentes y cuáles son propias. Utilizar palabras o ideas ajenas sin reconocer su autoría se considera plagio, un tipo de apropiación indebida de la producción intelectual ajena.

En países como España, los derechos de autor están protegidos por la Ley de Propiedad Intelectual, por lo que además de ser una falta académica, el plagio puede tener también implicaciones legales. Las universidades, bibliotecas y servicios de apoyo al estudiante suelen ofrecer guías específicas sobre derechos de autor, citación y uso ético de la información.

Para evitar cualquier sospecha de plagio, siempre que tomes una idea de un libro, un artículo, una web, una tesis, un informe, una ley o un material audiovisual, debes citarla dentro del texto y, al final del trabajo, incorporar la referencia completa en el apartado de bibliografía o referencias. Esto vale tanto para citas directas (textuales) como para citas indirectas (paráfrasis).

Cuando se cita correctamente, se consigue reconocer el trabajo previo de otros autores, dar credibilidad y solidez a tu propia investigación y facilitar que otros lectores puedan localizar las mismas fuentes. Además, APA 7 recalca la importancia de utilizar un lenguaje claro, respetuoso e inclusivo, evitando expresiones sesgadas o discriminatorias hacia personas o colectivos.

Origen y finalidad del estilo APA

El estilo APA no surgió de la nada. Su origen se remonta a 1929, cuando un grupo de psicólogos decidió establecer pautas comunes para la escritura científica con el fin de facilitar la comprensión y la lectura de los trabajos en ciencias sociales y del comportamiento. Desde entonces, el manual se ha ido actualizando para adaptarse a nuevos formatos de difusión y tecnologías.

La séptima edición del Publication Manual of the American Psychological Association, publicada en 2020, incorpora novedades para la citación de recursos audiovisuales, redes sociales, páginas web y otros materiales digitales. También simplifica algunas estructuras de referencias y amplía la cobertura de ejemplos, incluyendo capítulos específicos para artículos de revistas revisadas por pares y trabajos en proceso de publicación.

Hoy en día, el estilo APA se ha convertido en el estándar más utilizado en áreas como psicología, educación, enfermería, comunicación, negocios y disciplinas afines, aunque podría emplearse en prácticamente cualquier tipo de trabajo académico. Existen otros sistemas (Chicago, Vancouver, ICONTEC, etc.), pero APA sigue siendo la referencia principal en muchas facultades y revistas científicas.

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Uno de los grandes objetivos del formato APA es conseguir que los trabajos académicos presenten uniformidad y consistencia. Cuando el lector está acostumbrado a una estructura, márgenes, tipografías y estilos de cita determinados, le resulta mucho más sencillo localizar información clave, seguir argumentos y profundizar en las referencias si lo desea.

Usos del estilo APA más allá de la introducción

Aunque aquí nos centramos en la introducción, conviene recordar que el estilo APA afecta a todo el trabajo: desde la portada hasta los anexos, pasando por tablas, figuras, notas a pie y citas. La estructura típica de un artículo o informe académico en APA incluye, entre otros, portada, resumen, introducción, método, resultados, discusión, referencias y, en su caso, anexos.

Dentro de las referencias, APA 7 ofrece pautas muy detalladas para casi cualquier tipo de documento. Por ejemplo, explica cómo citar libros impresos y electrónicos, capítulos de libro, artículos de revista en papel y en línea (con DOI, sin DOI, con eLocator), informes, notas de prensa, comunicaciones de congreso, leyes, constituciones, tratados internacionales, sentencias judiciales, patentes, test, páginas web institucionales, tesis y trabajos académicos.

También incluye directrices para la referencia de conjuntos de datos, materiales audiovisuales (como vídeos de YouTube o películas), y diversas formas de contenido en redes sociales (perfiles de X, tweets, páginas de Facebook, publicaciones con imágenes, etc.). Cada uno de estos formatos tiene una estructura particular de autoría, fecha, título, fuente y localizador (DOI o URL).

En el caso de la introducción, estos ejemplos son muy útiles porque te permiten integrar todo tipo de fuentes de manera coherente, siempre con el mismo estándar. Así, puedes ir desde una definición en el diccionario de psicología de la APA hasta un informe institucional reciente, pasando por meta-análisis y artículos empíricos, sin perder claridad ni rigor formal.

Cómo redactar paso a paso una buena introducción en APA 7

Más allá de las prescripciones más técnicas, hay una serie de pautas prácticas que te pueden ayudar a organizar y redactar una introducción eficaz dentro del estilo APA 7. Una forma cómoda de verlo es pensar en varias “partes” que no tienen por qué aparecer con subtítulos propios, pero sí como bloques lógicos de contenido.

En un primer bloque, conviene presentar el tema general y acotar el problema específico. Aquí se responde a preguntas como: ¿cuál es el fenómeno central?, ¿qué rasgos lo caracterizan?, ¿qué aspecto concreto va a estudiarse en este trabajo? Esta es la carta de presentación inicial, la que debe enganchar y situar al lector.

En un segundo bloque, se pueden exponer las motivaciones y el interés que hay detrás del estudio: por qué el tema es relevante a nivel académico, profesional o social, qué lagunas en la literatura te han llevado a abordarlo, o qué experiencia previa (propia o de otros) sugiere que vale la pena investigarlo.

Un tercer bloque puede introducir de forma muy sintética la metodología general utilizada: tipo de estudio, población, técnicas de recogida de datos (entrevistas, cuestionarios, observaciones, revisión documental, etc.) e instrumentos principales, así como posibles limitaciones generales. No es el apartado de método, pero sí una breve vista panorámica.

En un cuarto bloque, es el momento de exponer con claridad el propósito del trabajo y sus objetivos, tanto generales como específicos. Aquí se puede indicar si se pretende describir, explicar, comparar o predecir algún fenómeno, y qué se espera que el lector obtenga al finalizar la lectura del trabajo.

Por último, la introducción suele cerrar con un breve adelanto de la estructura interna del documento, a modo de mini recorrido por los capítulos o secciones: qué se encontrará el lector en cada parte, de forma resumida y ordenada. Esto le ayuda a orientarse desde el principio y a saber cómo se desplegará el contenido a continuación.

Formato de presentación específico para la introducción

Dentro del documento, el formato de la introducción debe respetar las mismas reglas de presentación que el resto del trabajo en estilo APA 7. Algunos puntos clave son fáciles de pasar por alto, así que conviene repasarlos con calma antes de entregar el manuscrito.

En primer lugar, la introducción se sitúa en una página con el mismo encabezado de página que todo el manuscrito (con el título abreviado en mayúsculas a la izquierda, si se usa, y el número de página alineado a la derecha). Esta página suele ser la 3 si hay portada y resumen, o la siguiente según la estructura de tu centro.

El título del trabajo aparece centrado, en negrita y en estilo de título (con mayúscula inicial en palabras principales), y justo debajo comienza el texto introductorio con párrafos en sangría. No se inserta un encabezado adicional que diga “Introducción”. Esta ausencia de título es una característica específica del estilo APA que a veces sorprende a quienes vienen de otros formatos.

Se mantiene el doble espacio en todo el texto, incluyendo citas, listas y referencias. Las listas con viñetas o numeradas pueden usarse con moderación para presentar preguntas clave, objetivos o aspectos centrales, siempre asegurándose de que no rompan la fluidez del argumento.

Por último, es importante revisar que cualquier cita incluida en la introducción esté correctamente formateada según APA 7: autores separados por comas, uso adecuado de “y” o “&”, indicación de “et al.” a partir del número de autores correspondiente, y coherencia total entre las citas del texto y las referencias finales.

Al cuidar tanto el contenido como el formato de la introducción conforme a la 7ª edición de las normas APA, se consigue un texto que no solo cumple con los requisitos académicos y éticos, sino que además facilita enormemente la comprensión del trabajo al lector, dejando claro desde el principio qué problema se aborda, por qué merece atención y cómo se ha diseñado la investigación para aportar conocimiento sólido y útil.