- Scratch es un lenguaje visual por bloques del MIT para crear juegos, animaciones e historias.
- Funciona con sprites, escenarios y eventos; categorías: movimiento, apariencia, sonido, control y más.
- Ideal en educación: pensamiento computacional, trabajo por proyectos y colaboración.
- Puente hacia lenguajes como Python o JavaScript y a hardware mediante extensiones.

Si te suena la palabra Scratch pero no tienes claro qué es, piensa en un juego de piezas que se encajan para dar órdenes a un personaje en pantalla: eso es programar con bloques. Con Scratch, un lenguaje visual creado en el MIT, cualquiera puede aprender lógica de programación sin escribir código alfanumérico tradicional.
Lo mejor es que con unos pocos bloques puedes montar historias, animaciones y juegos que reaccionan a tus acciones. Ese enfoque lúdico elimina la barrera de la sintaxis y hace que aprender a programar resulte accesible, entretenido y muy creativo.
¿Qué es Scratch?
Scratch es un lenguaje de programación visual y un entorno de creación pensado para que principiantes y, muy especialmente, niños y jóvenes, aprendan conceptos clave como secuencias, bucles, condicionales y eventos sin complicaciones.
La plataforma funciona con bloques de colores que se arrastran y sueltan; cada bloque representa una instrucción. Al encajarlos como si fueran piezas de puzle, construyes scripts que controlan lo que sucede en la escena.
De dónde viene el nombre y qué lo hace diferente
El nombre proviene del término inglés scratching, usado en programación para describir trozos de código que se pueden reutilizar y mezclar. Esa idea se traslada tal cual a su interfaz por bloques, que favorece combinar, adaptar y volver a usar lógicas sin miedo a romper nada.
Además, Scratch es software gratuito y de uso libre, lo que ha impulsado su difusión global. Puedes usarlo sin coste, aprender a tu ritmo y compartir tus proyectos con la comunidad.
Aplicación de escritorio y versión web
Puedes trabajar con Scratch de dos formas: como aplicación instalable (disponible para Windows, Ubuntu, Sugar y Mac) o directamente en el navegador, sin instalar nada. Ambas opciones ofrecen la misma filosofía de bloques y te permiten guardar y compartir tus creaciones.
Elijas la variante que elijas, el flujo es similar: seleccionas objetos llamados sprites, añades fondos, y vas uniendo bloques para definir comportamientos, reacciones y apariencias.
Cómo funciona Scratch
Proyectos
Todo lo que creas en Scratch es un proyecto que puede ser un juego, una animación, una historia o una simulación. Un proyecto agrupa escenarios, sprites, sonidos y scripts que cooperan para lograr el resultado que esperas.
Sprites
Los sprites son los personajes u objetos interactivos: gatos, robots, coches, lo que quieras. Cada sprite tiene su propio conjunto de bloques, disfraces y sonidos, de modo que pueden moverse, hablar, cambiar de aspecto o detectar colisiones.
Bloques
Los bloques son las piezas que representan acciones, condiciones o datos. Se arrastran a un área de programación y se conectan entre sí. Al encajar correctamente, evitas errores de sintaxis y te centras en la lógica.
Programación por eventos
Scratch es fuertemente orientado a eventos: al iniciar el proyecto, al pulsar una tecla o al hacer clic sobre un sprite, se desencadenan acciones. Esa filosofía facilita reaccionar a la interacción del usuario o a cambios del entorno.
Compartir y colaborar
Con una cuenta en scratch.mit.edu puedes publicar tus proyectos, explorar los de otros y hacer remixes para aprender de sus ideas. Esa comunidad fomenta aprendizaje social, colaboración y mejora continua.
Categorías de bloques en Scratch
Las acciones y comportamientos están agrupados por colores en categorías. Estas son las más importantes, con ejemplos de lo que permiten hacer y por qué importan a nivel didáctico:
- Movimiento: Mover un sprite, girarlo, deslizarlo a unas coordenadas o fijar su rotación. Ideal para comprender coordenadas, vectores y direcciones.
- Apariencia: Cambiar disfraces, mostrar/ocultar, modificar tamaño o efectos gráficos, y alterar el fondo. Enseña cómo separar lógica de presentación.
- Sonido: Reproducir clips, controlar volumen y tempo. Permite sincronizar audio con eventos y trabajar ritmo/tiempo.
- Lápiz: Dibujar líneas y figuras al mover el sprite, cambiando color, grosor y sombra. Perfecto para geometría y pensamiento espacial.
- Datos: Variables y listas para guardar puntuaciones, estados o colecciones. Forman la base del almacenamiento de estado.
- Eventos: Bloques que disparan scripts al iniciar, al presionar teclas o al recibir mensajes. Un pilar para arquitecturas reactivas.
- Control: Estructuras como si/si no, repetir, por siempre y detener. Aquí se interiorizan condicionales y bucles.
- Sensores: Detectar puntero, color, distancia o entrada de dispositivos externos (por ejemplo, robot LEGO). Introducen interacción con el entorno.
- Operadores: Aritmética, comparaciones, aleatoriedad y operaciones lógicas. Son la caja de herramientas para expresiones y decisiones.
- Más bloques: Extensiones y bloques personalizados, además de controladores de hardware. Ayudan a modularizar y reutilizar lógica.
¿Para qué sirve Scratch?
Sirve para iniciarse en la programación de manera guiada y divertida, creando historias interactivas, juegos de programación, animaciones y simulaciones. También facilita que otras personas descarguen, modifiquen y vuelvan a publicar tus proyectos.
Es una herramienta perfecta para comprender cómo se estructura un programa, cómo se representan los datos y cómo se controla el flujo con eventos y condiciones.
Quién usa Scratch
Está diseñado para todas las edades, pero su foco principal está en el aprendizaje temprano. Lo usan niños y jóvenes en escuelas y actividades extraescolares, avanzando de proyectos simples a retos más complejos.
Los educadores lo integran en asignaturas de ciencias, matemáticas, arte o tecnología. Y muchos aficionados con experiencia lo emplean para prototipar ideas rápidamente o enseñar a principiantes.
La comunidad en línea es amplia y activa: puedes compartir, recibir feedback, colaborar y participar en desafíos, lo que refuerza el aprendizaje continuo y la motivación.
Scratch en la era digital
En un mundo cada vez más digital, la alfabetización en programación se ha vuelto esencial. Scratch potencia el pensamiento computacional y la cultura digital desde edades tempranas.
Comprender cómo funcionan los programas, cómo se diseñan y cómo se depuran es una ventaja transversal que impacta en estudios, empleo y resolución de problemas.
Por qué aprender Scratch hoy
La programación es, cada vez más, un lenguaje que conviene conocer para entender el presente y el futuro del trabajo. Con cambios tecnológicos acelerados, se estima que numerosos roles se transformarán y muchos se automatizarán. Scratch ofrece una rampa de acceso amable para comprender la lógica que hay detrás del software y la robótica.
Además, su enfoque lúdico reduce el rechazo inicial de entornos clásicos de programación, haciendo que probar, equivocarse y mejorar sea parte natural del aprendizaje.
Ventajas para el desarrollo del niño
En educación primaria y secundaria, Scratch encaja como un guante. Su uso aporta beneficios cognitivos y sociales muy valiosos, que se reflejan en el aula y fuera de ella gracias a su carácter práctico y colaborativo.
- Desarrollar el pensamiento lógico: crear algoritmos claros y ordenados.
- Aprender métodos de resolución de problemas: dividir en pasos, planificar y evaluar.
- Fomentar la autoevaluación: detectar fallos, depurar e iterar mejoras.
- Cuestionar ideas propias: contrastar hipótesis y validar con pruebas.
- Lograr resultados complejos desde ideas simples: componer soluciones.
- Respetar ritmos individuales: cada alumno avanza según su nivel.
- Asentar conceptos matemáticos: coordenadas, variables, algoritmos, aleatoriedad.
- Entender fundamentos de programación: datos, control y eventos.
- Trabajar con medios diversos: sonido, imagen, texto y gráficos.
- Aprendizaje colaborativo: compartir, analizar y mejorar proyectos en comunidad.
Ejemplos de proyectos que puedes crear
Para ilustrar su versatilidad, estos ejemplos son ideales para empezar y evolucionar: ayudan a interiorizar conceptos clave con resultados visibles rápidamente.
- Juegos clásicos: un Pong con paletas y pelota, o carreras de coches con obstáculos. Practican colisiones, puntuación y control por teclas.
- Historias interactivas: diálogos, decisiones del jugador y cambios de escena. Trabajan eventos y estados.
- Simulaciones educativas: fenómenos físicos sencillos, ecosistemas o experimentos matemáticos. Refuerzan ciencia y lógica.
- Animaciones: efectos visuales, ciclos de día y noche, o transformaciones. Desarrollan secuencias y sincronización.
Primeros pasos: de cero a tu primer proyecto
Regístrate gratis en scratch.mit.edu para acceder a editor, recursos y comunidad. Crear una cuenta te permitirá guardar en la nube y compartir lo que hagas.
Empieza explorando proyectos ya publicados. Ver cómo otros han resuelto problemas, y remixar sus ideas, es una excelente manera de aprender por observación y práctica.
Tu primer proyecto puede ser muy simple: elige un sprite, añade un fondo, y crea un script que al presionar una tecla haga que el personaje se mueva, cambie de disfraz o reproduzca un sonido.
Cuando te sientas cómodo, introduce variables para la puntuación, condiciones para la lógica de juego y mensajes entre sprites para coordinar comportamientos complejos.
La propia plataforma ofrece tutoriales guiados y tarjetas de actividades. Complementa con vídeos y cursos gratuitos para dominar funciones avanzadas y extensiones.
Extensiones, sensores y mundo físico
Scratch no vive solo en la pantalla. Con extensiones se conecta a dispositivos y sensores, de forma que tus programas responden a entradas del mundo real.
Desde detectar colores o distancias hasta integrar robots educativos como LEGO, estas opciones amplían el alcance del aula STEAM. Incluso hubo hardware específico, mencionado a menudo como Scratch Board, que permitía interactuar con el entorno físico desde el proyecto.
Qué aprenderás sin darte cuenta
Mientras te diviertes creando, interiorizas pilares de la informática: abstracción, descomposición, patrones y evaluación. Todo ello con feedback inmediato.
También desarrollas habilidades transversales: comunicar ideas, presentar proyectos y trabajar en equipo. Esa combinación hace que Scratch sea mucho más que un juguete para programar.
Publicar, compartir y mejorar
Publica tu proyecto y escribe una breve descripción. Pedir comentarios y revisar sugerencias impulsa la mejora continua y te ayuda a aprender a documentar y versionar.
El botón de remix permite que otros construyan sobre tu base, y tú sobre la de ellos. Así se genera una cultura de reutilización y reconocimiento del trabajo ajeno.
Más allá de Scratch
Scratch es el primer peldaño de un camino largo. Con la lógica ya asentada, podrás pasar a lenguajes como Python o JavaScript, o a motores de videojuegos como Godot.
Muchos creadores comienzan en Scratch y después dan el salto a proyectos mayores, como prototipos, apps o juegos para móviles, aplicando los mismos conceptos de eventos, estados y estructuras que aprendieron con bloques.
Un apunte sobre recursos y comunidad
Además de la web oficial, encontrarás comunidades, cursos gratuitos y contenidos divulgativos, incluidos podcasts dedicados a la enseñanza con Scratch, con capítulos centrados en trucos, actividades y experiencias de aula.
Todo ese ecosistema facilita que, tanto docentes como familias, dispongan de ideas, materiales y proyectos listos para adaptar a distintos niveles y objetivos.
Scratch une la potencia de una buena herramienta con la energía de una comunidad que comparte, comenta y eleva el nivel entre todos. Crear, experimentar y equivocarse deja de asustar cuando las piezas encajan y cada intento te acerca a una solución mejor.
