- Base sólida y constancia: domina fundamentos, repasa a diario y entiende antes de practicar en masa.
- Método y práctica: lee enunciados, sigue pasos claros y usa exámenes anteriores sin hacer conjeturas.
- Recursos y mente: cálculo mental, internet de calidad, manejo de la frustración y objetivos realistas.
Para mucha gente, las mates han sido la asignatura más esquiva del cole y el instituto, y no siempre por falta de esfuerzo. Comprender por qué cuestan y cómo afrontarlas con método marca la diferencia entre atascarse y avanzar con seguridad.
Si te suenan frases como “yo no valgo para esto” o “esto solo sale con calculadora”, respira: casi cualquier persona puede mejorar con una base bien asentada, una rutina realista y recursos adecuados. A continuación encontrarás una guía completa, con estrategias, ejemplos, errores típicos y trucos para poner en práctica desde ya.
Capítulos
- ¿Cómo estudiar matemáticas?
- 3 tips para estudiar matemáticas para un examen
- Consejos para estudiar matemáticas un día antes del examen
Por qué a veces cuesta aprender matemáticas
Las matemáticas generan respeto, incluso miedo, por varios motivos que rara vez se explican bien en clase. Muchas dificultades aparecen cuando el ritmo exigido supera la madurez o base previa del estudiante, y cuando el docente no puede adaptar la explicación o avanza demasiado deprisa.
Además, hay una percepción injusta: parece que algunas personas “nacieron sabiendo” y otras no. En realidad, el progreso depende de la comprensión de la teoría, la práctica deliberada y el refuerzo continuo. Si notas lagunas, conviene volver a los cimientos antes de subir de nivel.
Ese “volver a lo básico” no es un paso atrás, es una estrategia inteligente. Operaciones fundamentales, álgebra elemental y geometría básica son la palanca que permite entender lo que viene después. Sin multiplicar con soltura, por ejemplo, cuesta muchísimo resolver ecuaciones.
También influye el enfoque emocional. Frustrarse es normal, pero aprender a gestionar el bloqueo y pedir ayuda cuando toca evita que una mala experiencia se convierta en una creencia de “no sirvo para esto”.
¿Cómo estudiar matemáticas de manera efectiva?
Para mejorar en mates hay principios que no son negociables. Los primeros tres consejos que verás a continuación conviene cumplirlos siempre si quieres un salto real en tus resultados.
1) Domina los fundamentos antes de avanzar
Aunque suene obvio, lo esencial es dominar el tema que estás estudiando antes de pasar al siguiente. No basta con hacer listas de ejercicios sin entender: hay que aprender la teoría, los teoremas y las fórmulas clave (como Pitágoras o Tales) y saber por qué funcionan.
Memorizar sin sentido apenas ayuda. En mates, comprender la idea detrás de la fórmula es lo que permite aplicarla correctamente incluso cuando cambian los datos o el enunciado.
2) Establece una rutina de estudio y repaso
La regularidad gana al atracón. Estudia con antelación y con constancia: cada día que tengas clase, repasa lo visto y resuelve un par de ejercicios. Las mates no se aprenden de golpe, se construyen pieza a pieza.
Al repasar, haz una pausa y pregúntate: “¿entiendo todos los términos nuevos?”. Las matemáticas son como una casa: sin cimientos sólidos, el piso superior se tambalea. Evita el autoengaño de pasar página sin haber entendido.
3) Crea un ambiente de estudio sin distracciones
Importa más de lo que parece. Habilita una zona tranquila, con el móvil lejos y todo el material a mano. Si te ayuda, usa música instrumental suave; reduce la multitarea y céntrate en un solo tipo de problema cada vez.
4) Aplica las matemáticas a situaciones cotidianas
Cuando conectas con ejemplos reales, todo encaja mejor. Presupuestos, compras, cambios y porcentajes son terrenos perfectos para entrenar. ¿Sabes, por ejemplo, cuánto queda un producto con una rebaja del 60% sobre 140€?
Ejemplo de descuento: calcular porcentajes paso a paso.
- Calcula el 60% de 140€: (140 × 60) / 100 = 84.
- Resta la rebaja al precio inicial: 140 − 84 = 56.
Resultado: la chaqueta quedaría en 56€. Este tipo de ejercicios refuerza la intuición y te prepara para problemas más formales.
Técnicas para entender y mejorar en matemáticas
Más allá del estudio diario, conviene incorporar técnicas de trabajo que multiplican lo aprendido. El objetivo es comprender en profundidad y automatizar lo esencial para liberar carga mental en exámenes.
Método paso a paso para resolver problemas
Un error muy común es lanzarse a operar sin entender el enunciado. Lee el problema varias veces, subraya datos, identifica lo que te piden y anota lo que sabes en limpio.
Reúne tus conocimientos relacionados con el tema: fórmulas aplicables, condiciones del problema, restricciones. Esa “preparación en sucio” aclara el camino y evita errores tontos de interpretación.
Si te atascas, trabaja con un método: define variables, plantea ecuaciones, comprueba unidades y estima si el resultado final tiene sentido. Procedimentar disminuye la ansiedad y reduce los fallos.
Ejercicios prácticos: qué y cómo practicar
Repite en casa los ejercicios corregidos en clase. Volver a hacer problemas ya corregidos sí sirve: la segunda vuelta te obliga a fijarte en el método, no solo en el resultado.
Completa todos los ejercicios del libro o del dossier del profesor. En los exámenes suelen aparecer variantes muy parecidas, cambian los datos o la redacción, pero el procedimiento se repite. Saber “leer” el enunciado es la clave.
Usa exámenes de años anteriores
Desde Primaria hasta Bachillerato (y en la EBAU/Selectividad), conviene practicar con modelos reales. Busca exámenes de cursos previos para calibrar el nivel y el tipo de cuestiones. Si tu profe no los facilita, pregunta a alumnado de cursos superiores.
Planifica desde el inicio del curso un archivo de pruebas y soluciones. Simula exámenes en tiempo real para entrenar gestión del tiempo, orden y limpieza en el desarrollo.
No hagas conjeturas sobre lo que “va a caer”
Tentar la suerte recortando temario es uno de los errores más caros. Evita apostar por temas y dejar otros sin estudiar, salvo que el profesor indique claramente lo que no entra o vayas muy justo de tiempo (y sepas lo que arriesgas).
Si vas contrarreloj, prioriza con cabeza: conceptos troncales y técnicas que se repiten a menudo, sin perder de vista lo fundamental del resto del temario.
Entrena el cálculo mental
El cálculo mental no va de hacer proezas, sino de agilizar el pensamiento. Te da soltura, mejora la concentración y ahorra tiempo en problemas largos.
- Reglas de divisibilidad: practica las de 2, 3, 4, 5, 10 y 11. Te ayudan a simplificar fracciones y detectar factores rápido.
- Multiplicar por 11 con números cortos tiene trucos sencillos que aceleran cuentas básicas.
- Descomponer números para sumar o restar (por ejemplo, 98 = 100 − 2) hace los cálculos más limpios.
Aprovecha recursos de Internet (con cabeza)
Bloggers y youtubers explican conceptos de forma visual y amena. Busca contenidos de calidad, por ejemplo en blogs especializados y canales educativos que expliquen paso a paso.
Evita tres errores clásicos: trabajar solo con ejercicios sin corregir, empezar directamente por problemas demasiado difíciles y abandonar al primer bloqueo. Lucha con el problema un rato: ese esfuerzo es gimnasia cerebral y prepara tu mente para la próxima vez.
Manejo de la frustración y del estrés
Suspender, atascarse o no entender una explicación a la primera es normal. La clave está en gestionar la emoción y pedir apoyo a profes, tutores, orientadores, compañeros o familia cuando sea necesario.
No subestimes el impacto del bienestar: dormir, alimentarte bien y hacer descansos es también estudiar. Tu cerebro rinde más y recuerda mejor.
Objetivos realistas (y una mención a la discalculia)
Marcarse un 10 en todo puede ser un objetivo poco realista si te conduce a la ansiedad. Ajusta metas a tu situación y progreso, y celebra las mejoras graduales.
Si sospechas dificultades persistentes con el número (discalculia), consulta con profesionales y adapta el enfoque. Con apoyos y estrategias adecuadas, el avance también es posible.
Estudiar para un examen de matemáticas
En evaluación, solemos estudiar para aprobar; es legítimo, pero no olvides que aprender es lo que sostiene las notas a largo plazo. Combina preparación específica de examen con comprensión sólida del temario.
Practica mucho (y con intención)
La práctica es el corazón de las mates, pero no toda práctica vale. Practica variando tipos de ejercicio y revisando el método para no caer en la repetición mecánica.
Pregunta las dudas al profesor
Quitarte la vergüenza te ahorra tropiezos el día del examen. Lleva dudas concretas a clase o a tutoría y confirma que has entendido las correcciones.
Revisa y corrige tus errores
Cuando una solución no cuadra, detente. Localiza el paso donde te has desviado y vuelve a intentarlo. Fijar el error en tu memoria te impide repetirlo.
Si solo te queda un día: cómo priorizar
No es lo ideal, pero a veces pasa. Concéntrate en los conceptos clave que se repiten y en los procedimientos más frecuentes del tema.
Repite los ejercicios trabajados en clase hasta hacerlos casi en automático. Es muy probable que en el examen aparezcan variaciones similares, y la familiaridad te dará tiempo y seguridad.
Ayúdate de reglas mnemotécnicas para fórmulas o definiciones. Memorizar atajos útiles a última hora puede marcar la diferencia, siempre apoyado en un mínimo de comprensión.
Contar con la ayuda de un profesor particular
La enseñanza personalizada puede ser un acelerador enorme, y no tiene por qué ser “el último recurso”. Un buen profesor particular adapta el ritmo, el lenguaje y los ejercicios a tu nivel, desmenuza los obstáculos y consolida hábitos de estudio saludables.
Incluso el buen alumnado se atasca a veces por no haber alcanzado el desarrollo intelectual necesario para cierto tema. Detectarlo a tiempo y pedir ayuda evita arrastrar lagunas curso tras curso.
Ojo con los hábitos: no atender en clase, no hacer tareas o dormir poco sabotea cualquier plan. Los hábitos de estudio y de vida pesan tanto como la propia materia. Si fallan, cualquier apoyo externo rendirá menos.
La gran ventaja de las clases individuales es su enfoque. La pedagogía se vuelve 100% personalizada, lo que multiplica la probabilidad de progreso y puede llevarte a notas brillantes en pruebas exigentes como la EBAU.
Apoya el estudio con recursos concretos
Complementa tu aprendizaje con materiales bien escogidos. Libros de mates con ejercicios resueltos y recursos online de calidad te ofrecen variedad y diferentes enfoques explicativos.
Si necesitas un refuerzo extra, considera clases presenciales u online con perfiles que se ajusten a lo que buscas: explicaciones claras, práctica guiada, seguimiento y feedback. Elige horarios sostenibles para mantener la constancia.
Para el día a día, ten a mano un “kit” de estudio: cuaderno para borradores, reglas, calculadora (cuando esté permitida) y un resumen de fórmulas. Ahorra fricción y concentra tu energía en pensar.
Si te quedas con una idea, que sea esta: entender los conceptos, practicar con intención y construir una rutina realista es lo que te hace avanzar. Con cimientos firmes, gestión de la frustración y, si hace falta, apoyo personalizado, las matemáticas dejan de ser un muro y se convierten en un terreno domable.




